El empresario limonero Bernardo Bravo, asesinado el lunes 20, no contaba con seguridad personal de escoltas y tampoco tenía vehículo blindado, según personas del círculo cercano a éste y su familia, lo que contradice las versiones de diversas autoridades que señalan que tenía protección.
Familiares del líder limonero se habían mudado recientemente a vivir a Morelia, por seguridad y ante la lluvia de amenazas de muerte para el presidente de la Asociación de Citricultores y su familia.
En conferencia de prensa, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla aseguró que el domingo pasado Bernardo Bravo viajó de Morelia a Apatzingán por la mañana y dijo que lo hizo “acompañado de su escolta”, pero que al llegar al Tianguis limonero cambió de vehículo y pidió a sus hombres que lo dejaran ir solo a una cita que tenía, sin reportar a la Secretaría de Seguridad Pública.
Pasaron más de 11 horas para que el cuerpo del líder limonero fuera encontrado en un paraje entre Apatzingán y la localidad de Cenobio Moreno.
Una fuente cercana a la familia de Bernardo Bravo declaró a Proceso que el limonero habría recibido una llamada el domingo por la mañana de un presunto integrante del Tianguis de Limón que fungía como mensajero de un líder criminal, mismo que lo citaba a conciliar para cancelar el cobro de cuotas y evitar la manifestación pública que Bernardo Bravo había convocado por Facebook, para el miércoles 22, en el marco de la ceremonia conmemorativa del 211 aniversario de la Constitución de Apatzingán.
De acuerdo con este testimonio cercano, la reunión presuntamente tuvo lugar en la localidad de El Alcalde, municipio de Apatzingán y no en Cenobio Moreno, en donde fue encontrado el cuerpo de Bravo Manríquez.
La fuente sostuvo que Bravo no tenía asignados escoltas de manera personal.
Entrevistado en un evento de su agenda pública este martes, el gobernador Ramírez Bedolla señaló que la actividad que realizaba Bernardo Bravo al frente del sector limonero es una de las líneas de investigación que sigue la Fiscalía estatal y refirió que se trabaja con todos los recursos disponibles para esclarecer el crimen.
Ramírez Bedolla lamentó los hechos y se refirió al empresario como “un muchacho sano” con intereses genuinos para mejorar la situación de los agremiados al campo y al sector citrícola.
